martes, 30 de junio de 2009

BODA SHINTO - DESENLACE

Después de las entradas de presentación y nudo, es un buen momento para comentar el desenlace de mi celebración de boda. Y es que el otro día (¡¡por fin!!) nos llegaron las fotos del fotógrafo que contratamos para la boda. Así que es inexcusable presentaros lo que viene a ser la mejor parte: la comida en el restaurante.

La celebración fue en un restaurante bastante tradicional en Kyoto. Esto significa que sentados en el suelo de tatami (tranquilos, con cojín y respaldo) con una mesa de treinta centímetros de alto. Previamente hubo que esperar a mi cuñado y a mis suegros, que llegaron con lo menos tres cuartos de hora de retraso (se perdieron por el camino, cosas de ir con el coche propio). Con todo el personal esperando, hambrientos, y sin saber qué ocurría. Yo también tenía un hambre canina, pues estábamos en pié desde temprano.

Intentaré darle bola a las fotos para no hacerme el pesao. Pero es que me enrollo, me enrollo… Ahí van:

Esta es una foto de la feliz pareja en la puerta del restaurante:


La mesa presidencial, en la que solo estuvimos los novios:



Para marcar los puestos, en cada uno había un cartel con el nombre. Por la parte de atrás, nuestro nombre y dirección (eliminados en la foto, excepto mi nombre en katakana) y un mensaje dando las gracias por venir, etcétera…


Y ésta es la foto del menú; en japonés, claro:


Hicimos una copias en inglés y español para los que asistían por la parte del novio; pero no consigo localizar una foto de dichas copias. En cualquier caso, los platos (lo siento, pero no hay fotos de todos), fueron los siguientes:

Entrantes. En este caso si hay fotos: hay algunos de huevas de pescado (el amarillo del centro, por ejemplo) judías dulces (esas dos bolitas negras) y encurtidos tradicionales. Ya se puede ver que era bastante minimalista, ¿no?


Sashimi de Atún y Congrio Diente de Daga. El sashimi es un corte de pescado en crudo. El maguro (atún) es mi favorito, al igual que el de muchos japoneses. El segundo, el congrio diente de daga, se debió a que estábamos en temporada, y se repetirá como ingrediente en otros platos. Muy interesante, con un corte que lo hacía como esponjoso en la boca.


Sopa de Congrio Diente de Daga. ¿Qué os decía? Ya está aquí el congrio de nuevo. Las sopas en Japón son generalmente mucho mas líquidas que en la cocina española, siendo así más ligeras (hay excepciones a esto, de todas formas). Lo interesante de esta sopa es el brillo (apreciable donde el líquido toca el recipiente). Es debido a que la sopa incluye un poco (muy poco) de oro en polvo. Como suena. Yo me acabo de enterar (me lo ha comentado mi señora a partir de la foto) y también se me han caído los palos del sombrajo.


Erizo de mar y berenjena. No hay mucho más que decir, excepto que también estaba muy rico. Para los españoles, una comida como esta no puede pasar más que por sorprendente. A mi la verdad es que me gustó todo, aunque me lo iba comiendo a saltos entre los brindis con el personal y las conversaciones con unos y con otros.


Ayu asado. El ayu es un pez que en España no comemos. Está bastante agotado en el mar del Japón, y se considera una exquisitez. Para mi gusto, poca chicha, ya se puede ver en las fotos. Pero para los japoneses es una exquisitez. Os dejo con el clásico enlace de la Wikipedia para ampliar conocimientos sobre el tema.


Arroz blanco con judías rojas. Esto es bastante típico en las celebraciones japonesas. No solo en las bodas, sino en distintas celebraciones. De hecho, decir "tomemos sekihan (arroz rojo)" equivale a decir "celebremos" en japonés. De nuevo en Wikipedia podéis ver alguna foto de este plato.

Sushi de Congrio Diente de Daga. Ya estaba echando de menos a nuestro amigo. La verdad es que estaba muy bueno, ¿eh?


Tempura de Maiz. Sorprendente. Era la primera vez que comía tempura de maíz y me gustó mucho. Muy sencillo y muy bueno.


Ciruela cocida al vapor, Arroz cocido en té con sésamo, Sandía. De los postres me temo que solo hay esta foto, recortada de otra panorámica más amplia, y por lo tanto un poco mala. Ojo a la sandía, que aquí se considera una exquisitez, y viene a costar un mínimo de 1500 yenes (unos 12€) en cualquier supermercado.


Durante la comida presentamos fotos nuestras, tanto de críos, como de cuando nos conocimos y de nuestra boda en España. En las fotos siguientes se puede ver un poco esto, así como una panorámica de los asistentes mientras se partían la caja a nuestra costa.





La sobremesa se nos acortó bastante, debido a que en el restaurante había que finalizar a eso de las cinco. Así pues, no nos dio tiempo a cocernos a gusto (aunque se hizo lo que se pudo) ni a disfrutar demasiado del arte del “pequeño tuno” que nos vino desde España. El guitarrín se lo regaló mi mujer, porque él se vino sin armar, y solo hubo tiempo para un par de temas.


Así pues, para superar el cierre de fiesta que tuvimos en España, hubo que desplazarse a Osaka a un karaoke, donde nos dieron las tantas con barra libre y dejándonos las gargantas. De esto del karaoke habrá que hablar en post aparte, porque no estuvo nada mal. Para que se entienda un poco hay que decir que en Japón los karaoke son privados. Cada grupo se mete en una sala, con lo que se disfruta más el audio y el ambiente, ya que si alguien (casi todos) canta mal, por lo menos es alguien conocido, y no ningún personaje que ande por ahí. Siendo así, además, hay menos vergüenza para lanzarse al ruedo.

viernes, 19 de junio de 2009

BODA SHINTO - NUDO

A ver, no os perdáis que luego diréis que es culpa mía. Nos habíamos quedado, en el post anterior, en un pabellón del santuario recibiendo invitados e instrucciones casi a partes iguales.

Una vez que llegó todo el mundo (o no, los horarios están para cumplirlos), se puso en marcha la comitiva en dirección al edificio donde se celebraría el matrimonio propiamente dicho. Y digo comitiva porque se va formado una fila que va encabezada por los novios, a los que se les cubre con una gran sombrilla tradicional. Detrás, el resto de invitados y amigos. Como muestra, tres fotos:

Una del primer intento de formar la comitiva (difícil, ya que casi todo el mundo está detrás de la cámara, tomando fotos a los novios bajo la sombrilla).


Otra en plan alineación de fútbol, para conseguir situarlos más o menos donde les corresponde (detrás de los novios).


Y una tercera tomada por uno de los invitados con la comitiva ya en marcha.


Entonces nos dirigimos a la zona más sagrada del recinto. En el interior de ese edificio se supone que está ese Dios en cuestión (en el sintoísmo casi todo es sagrado, y el número de dioses es de millones). Por ello, no se permiten tomar fotos, video o similar. Para acceder es necesario descalzarse, y los novios entramos por una entrada distinta al resto de invitados, aunque ambas están en el mismo lado de una habitación que, si no es cuadrada, le debe faltar poco.

La habitación tiene suelo de tatami y alfombra, y está construida íntegramente en madera, con esas vigas enormes y cálidas que tienen los templos y santuarios japoneses. Es extraño, pero te sientes más a gusto que en una iglesia de piedra y frío mármol pero, al mismo tiempo, notas el mismo sabor como a sagrado (aunque no seas creyente), a cosa importante que no se cómo explicar. Se me entiende, ¿no?

Es necesario indicar que solo son aceptados a éste recinto los familiares más directos de los novios. Lo que sucede es que si hay gente que viene a mi boda desde 10.000 Km (y hasta 15.000) y no los meto al meollo me corren a pedradas. Así que dijimos que eran parientes. Tomadas estas libertades, algunos de los amigos de Hitomi aprovecharon la ocasión y entraron también (con esas restricciones y el elevado precio de estas bodas es raro que, incluso siendo japonés, puedas acceder a este sitio alguna vez, y más en un santuario patrimonio de la humanidad como éste). Otros, en cambio, se quedaron fuera, que es lo tradicional y lo que refleja "mejor educación" en un sentido tradicional (sin querer decir que los que entraron la tengan peor).

Tomando como referencia la puerta por la que accedimos a esta habitación, en el frente hay un altar (donde se supone que estará el dios en cuestión) frente al que había ofrendas de arroz, y frutas. Atención al pensamiento católico: no es un altar como los nuestros, lo más parecido que se me ocurre es el hueco de un armario empotrado, pero sin puertas, donde están todas esas cosas.

En la parte delantera izquierda (a la izquierda del altar) había sentados tres músicos con "flautas" a cada cual más extraña, ataviados con vestimentas tradicionales, pero diferentes a las de los novios, o los sacerdotes. Dan la espalda a la pared, y están uno al lado de otro.

En la derecha, dos monjes sintoístas (hombres), uno mayor (con una barba perillera de un palmo por lo menos) y otro más joven (al mejor estilo de película de policiás, el viejo y el joven).

Delante de los músicos, dándoles la espalda, se situaron dos asistentes (femeninas) que se encargarán de ayudar en la ceremonia (sirviendo el sake, por ejemplo).

Los familiares se sentaron en los laterales de la habitación, frente a unas mesas con unas copas para sake. Los novios, por nuestra parte, nos sentamos en el centro de la habitación, frente al altar.

El monje más joven dirigía la ceremonia. Lo primero que se hace es "purificar" al personal. Para ello, mientras todo el mundo hace una larga reverencia, pasó por encima de nuestras cabezas unas ramas de un árbol sagrado, que se supone que te deja limpio (a nivel espiritual, claro). La verdad es que costó un poco estar tanto rato inclinado; la limpieza llevó un tiempo.

Ya he comentado que el sacedote más joven es el que llevaba el peso del evento, pero fué el mayor el que se encargó de dirigirse al altar y "llamar" al dios frente al que se celebraría el rito. Esta "llamada" se acompañaba de música interpretada por los tres artistas que he comentado. A alguno de los asistentes europeos no les gustó, pero a mi me puso la piel de gallina. Fué un impresionante momento (al menos para mi), lleno de solemnidad.

Después los novios nos adelantamos a unas mesas, sin sillas, que había un poco más adelante que las nuestras. Entonces leímos, al unísono, una declaración de intenciones (el equivalente al quererse y respetarse en la salud y en la enfermedad, etcétera). Supongo que nos adelantamos para que el dios nos oiga mejor, claro. La declaración, escrita en japonés antiguo, me era tan fácil de leer como si fuese moderno. O lo que es lo mismo, imposible. Me hice con una traducción fonética (a eso si llegué) para salir del paso lo más airoso posible, a pesar de los nervios.

Después nos dieron unas ramas del mismo árbol sagrado que antes, pero más pequeñas, que había que girar para poner la parte de las hojas de apuntar al altar a apuntarnos a nosotros (¿o fué añ revés?). El giro había que hacerlo en un sentido concreto, no tengo ni idea de cual es el fundamento de esto y ni siquiera estoy seguro de que hicieramos esto en este punto exacto de la ceremonia. Tal vez fue más tarde (aunque lo hicimos seguro, ¿eh?). Lo que está claro es que después de eso los padrinos hicieron la misma operación con otras ramas. Como padrinos actuaron el padre de la novia y su hermano. Lo normal es que sean ambos padres, por la importancia de la unión de las familias que se enlazan.

Más adelante se hizo el rito de las tres veces, tres cambios. Consiste en beber tres veces de tres copas, tres veces. No, no me sobran veces (lo he revisado). Me explico; sobre la mesa, delante de los novios, había tres copas de sake: una pequeña encima de una mediana, que a su vez estaba encima de una más grande. En la copa pequeña se puso sake (muy poquito, no sea que me emborrache), que tuve que beberme en tres sorbos. Después pusieron más sake y, pasándole la copa a la novia, se lo bebió a su vez, de nuevo en tres sorbos. Me devuelvió la copa y yo volví a beber, otras tres veces. Después se repitió el rito con la copa mediana (esta vez empezó bebiendo la novia) y la grande (de nuevo empecé yo), aunque la cantidad de sake que pusieron en la copa seguía siendo igual de ridícula (y es una pena, porque estaba bien rico).

Después se sirvió sake de nuevo a los novios, y también a los invitados. Uno de ellos (en este caso mi cuñado) gritó "¡¡Campai!!" ("¡¡Salud!!") y nos bebemos el sake.

Aquí el evento estaba llegando a su fin. Falta por contar la parte mucho más larga correspondiente a las fotos en el templo, a las alineaciones de los invitados y todas estas cosas que se hacen a la salida de la boda, tanto en España como en Japón. He intentado captar el momento con las fotos siguientes, que se explican por si mismas. Incluyo fotos de edificios, preparativos para las poses fotográficas (¡qué hartura!) y algunas cosillas más, incluido el peinado de la novia, que otras entradas aparecía tapado por el tocado del traje. En la próxima entrada, a ver cuándo cae, hablaré del banquete nupcial.











miércoles, 17 de junio de 2009

BODA SHINTO - PRESENTACIÓN

Voy a intentar contar un poco como fue mi boda, a pesar de que han pasado ya unas semanas. Intentaré hacerlo por orden cronológico e ilustrarlo un poquillo, a ver qué tal me sale. Por el volumen lo dividiré en varias entradas.

El día comienza temprano. Creo recordar que salimos de casa a eso de las ocho de la mañana. Objetivo, Kioto. Allí tomamos un taxi que nos deja en la "peluquería" donde nos cambiaríamos para la boda. Entrecomillo lo de peluquería porque es un sitio totalmente tradicional japonés, con suelo de tatami, puertas correderas de madera y papel y jardín con linterna de piedra y todo. Las fotos que colgué en un post anterior se tomaron en este sitio. Pero ahí van de nuevo:



El traje masculino es muy rápido de poner. Consta de una yukata (una bata muy fina) sobre la que se viste el kimono, que tiene tres piezas. La que cubre las piernas, la parte de arriba y una especie de chaquetilla de nuevo por encima. Muy cómodo, eso si.


En los pies (de la novia y del novio) se llevan los tabi: son una especie de calcetines (aunque no son elásticos) que se abrochan con unas presillas que llevan en los talones. Separan el dedo gordo del resto, para poder vestir cómodamente las sandalias tradicionales. La ropa interior y los tabi son comprados por nosotros. Todo lo demás, de alquiler. Estos tabi no eran los míos, pero valen para ilustrar el concepto.


Poner el kimono de boda femenino es casi una obra de ingeniería: consiste en capas y más capas de ropa, protecciones, relleno para disimular curvas (no son estéticas, vaya usted a saber por qué), la peluca, el maquillaje, cinturones, etcétera). Una vez conseguida la tarea nos podemos hacer unas fotillos más (que todavía no me ha dado el kamera-san), pero parecidas a las que he puesto más arriba.

La novia lleva una peluca, ya que hacer el peinado tradicional con el pelo de la novia llevaría demasiadas horas. Es como una especie de "casco", bastante pesada, y compromete mucho el equilibrio de la novia (calzada además con sandalias) y, por tanto, sus movimientos.

Para dirigirnos al templo nada más apropiado que un taxi, pero no podía ser uno normal. La peluca de la novia eleva bastante su estatura, y se hace difícil entrar en un coche sin golpearla. La solución (al no tener papamóvil), es un coche en el que puede abrirse una puertecilla en el techo que se cierra una vez la novia se ha sentado. En la foto siguiente se puede aprciar dicha puertecilla, cómo cubren la rueda para no manchar el kimono, y cómo la persona de la tienda de alquiler de kimonos está pendiente para que no falle ni un detalle en los trajes de los novios (algo así me hubiera hecho falta en España).


Tanto los santuarios sintoístas como los templos budistas pueden ir de lo más simple a lo más complejo. Hasta ahí nada diferente de las iglesias españolas. Una de las diferencias es que, cuando el templo o santuario es grande, los edificios se multiplican. Puede haber muchos edificios diferentes dentro del recinto. Por ejemplo pagodas, pabellones, etcétera. Sin contar la tienda de souvenirs, claro.

Una vez en el santuario se recibe a la familia y amigos en una especie de pabellón. Aquí se hacen algunas fotos, y se ofrece un te y un bollito a los invitados (a mi no me dió tiempo ni a probarlo).

Además, una de las asistentes del templo te recuerda (traducción imprescindible de la novia) cómo va la ceremonia: cuando hay que hablar, beber, hacia qué lado hay que andar, etcétera. La foto siguiente, aunque no muy buena, recoge este momento:

lunes, 15 de junio de 2009

HOMENAJE AL JAMÓN

De resultas de la visita del "Escuadrón Ninja", me hice con varios paquetes de jamón envasados al vacío. Tenía previsto estirarlos un poco más, hasta que la morriña se hiciera inaguantable o hasta que hiciéramos una visita a mis suegros y hubiese que cumplir de aquélla manera.

Entonces, hablando con otros amigos por Skype, me dicen que aunque esté al vacío que no me confíe, que a ellos alguna vez se les había estropeado alguno por estar mucho tiempo sin comérselo. Aquí se me disparan las alarmas, y me digo: - "mañana, jamón" -.

Bueno, pues manos a la obra. Enfrente de la estación me he comprado una barra de pan como Dios manda. En Japón la panadería y repostería de Kobe tiene fama, pero aún así no es fácil encontrar pan que cruja, como a nosotros nos gusta. Ésta barra era un 10 en la escala japonesa (equivalente a un 8 u 8.5 en la española). No estaba mal para ir empezando.

Ya en casa he sacado uno de los paquetes de jamón de la nevera, y lo he dejado atemperarse un rato, para disfrutarlo "pleno de aroma y sabor". Una vez ha cogido la temperatura ambiente me he dado cuenta de dos cosas:

1.- Soltaba grasita de lo lindo. Puede que el tema del vacío haya ayudado un poco a esto.

2.- La cata inicial me ha indicado que estaba un poco subidito de sabor (un poco salado, vamos).

No hay problema. EL primer inconveniente lo he resuelto poniéndo el jamón en pan, en lo que los expertos denominan "bocata de jamón" (dos, para más señas). El segundo, que no menor, ha tenido solución mediante la inclusión en los susodichos de rodajas de tomate (del cual ignoro la procedencia). Al conjunto le ha sido añadido un chorreoncito de aceite de oliva virgen (italiano, lo siento, español no consigo encontrar). Sin exagerar, que el jamón ya he dicho que tenía sustancia.

El resultado ha sido UN BOCATA ESPECTACULAR, en su categoría de "PA QUÉ LAS PRISAS". Vamos, que me lo he comido de pie y todo, cambiando el peso de uno a otro, como hubiera hecho en cualquier bar, tasca o mesón de España. Le tiraba unos bocaos que parecía un obrero en día de destajo. Para evitar añusgamientos debido al ansia animal con la que le he dado matarile, lo he acompañado de una lata de cerveza bien fresquita (japonesa, Kirin para más señas, que no desmerece a las cervezas españolas). No hace falta comentar que el maridaje cerveza - bocata de jamón es de los mejor avenidos del planeta, reconocido por los grandes filósofos griegos en la frase "el bocata de jamón, con lo que pasa bien es con cerveza".

En fin, gracias al escuadrón por regalarme este momento, y disculpas a los lectores del blog si, debido a las lágrimas que me enturbian la vista, se ha escapado algún acento o falta de ortografía. Pero es que, como diría el gran Oscar Nebreda, dan ganas de salir a la escalera al grito de ¡¡DIOS, QUÉ JAMÓN!!

miércoles, 10 de junio de 2009

EL ESCUADRÓN NINJA

El Escuadrón ninja es un conjunto de cinco ex-compañeros de trabajo que, a pesar de celebrar (por segunda vez) mi boda a 10.000 Km de distancia, se han venido cámara en mano a pasar una de las mejores vacaciones de la historia en Japón. Hasta logo tenían:


Desde España y Sao Paulo, llegaron justos a la boda para alargar sus vacaciones a continuación. Junto con Paul, que llegó de Londres una semana antes para finalizar sus vacaciones con la boda, fueron los componentes extranjeros de la celebración (además del novio).

Ellos fueron los responsables de que el número de entradas en el blog se haya reducido a cero en las últimas semanas; junto con clases y estudios de japonés, claro, aunque las calificaciones de los examenes también lo han notado.

En un viaje bastante completo, han visitado Osaka, Kobe, Kioto, Nara, Hiroshima, Mijajima, Himeji, Tokio y han disfrutado de alguna noche en ryokan (hotel tradicional japonés), Ternera de Kobe (algunos hasta dos veces, los muy viciosos), sushi bars, ramen, yakitoris, okonomiyakis, salones de videojuegos futuristas, cafés de "meido kissa" (las camareras van vestidas de criada y te llaman de dueño y señor para arriba...), han visitado castillos, templos, santuarios y museos, han cantado en un karaoke hasta las tantas, han desayunado pescadito (sin disfrutarlo mucho, claro), se han manejado en el metro como si nada, y etcétera, etcétera.

Para la noche anterior a la boda se marcaron unos juegos de camisetas (novio incluido) que eran una pasada, con la antigua bandera japonesa en el frente...


... y el logo del escuadrón (que he puesto más arriba) y el nombre de cada uno en la espalda ...


Hicieron todavía un poco más especial el día de mi boda...


... ¡¡y los siguientes!!


Larga vida para los miembros del escuadrón ninja, allí donde estén... ¡¡BANZAI!!

lunes, 1 de junio de 2009

FOTOS EN LOS BILLARES

Estas cosas que pongo aqui son de las que se pueden hacer en ciertas maquinas que hay en los salones de videojuegos. Aprovechando que algunos amigos han venido a visitarme para la boda, estamos intentando poner las maximas cosas en la lista de actividades frikis.

En estas maquinas, ademas de hacerte la foto, despues puedes poner pelucas, bigotes, gafas, burbujas, brillos, y un largo etcetera de cosas. El precio, 400 yenes (3 euros) por 16 fotos. El problema es que te imprime todas juntas en una postal. Pero puedes pedir que te mande una sin costo adicional al movil (las demas hay que pagarlas), que es la que os muestro a continuacion.

Perdon por la falta de acentos, estoy en la escuela y el idioma del imperio no esta instalado en el ordenador.