A pesar de estar a diez mil kilómetros de distancia, a veces me gustaría estar todavía más lejos. Noticias como la del muchacho que le da una patada a una ecuatoriana en el metro, y que luego pone como excuse que "se me fue la olla pero mucho" es acojonante.
Ahora bien, lo que si que es de traca es que la criatura todavía tuvo suerte, ya que la agredieron en el metro delante de una cámara de televisión, y eso hace que la acusación se agilice.
Leo (no voy a decir con estupor, porque sería mentira) el caso de un congoleño al que dejaron paralítico y cuyo caso todavía no se ha juzgado después de ocho meses, porque el fscal no ha presentado acusación.
Hay veces que te dan ganas de ser de Fidji (hay que tener cuidado con qué país eliges, que la mayoría tiene muertos en el armario), o de cualquier otro sitio, para poder ir con la frente alta.
sábado, 27 de octubre de 2007
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3 comentarios:
Pues sí. También es acojonante que en el vídeo ése del metro se ve a otro pollo viendo todo lo que pasa y no mueve ni un dedo, el hijo de puta. Habría que acusarle de complicidad y de miedica.
Habría que acusarlo de miedica, si. Pero yo en su lugar también estría bastante acojonado, ¿eh?
Aunque claro, con un buen pantalón de pijama y unos sones brasileños, ¿quién no le haría unas capoeiras al muchacho?
Jurídicamente esto no pasaría de una falta si no fuera por el circo mediático. En general las agresiones no se penan mucho. Los fachas suelen hacer estas cosas por Moncloa, no sólo con extranjeros, sino también con los españoles que catalogan de "guarros", lo hacen impunemente y sin miedo, ya que saben que la policía pasa de ellos, si son menores son prácticamente impunes.
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