martes, 12 de octubre de 2010

IKEBANA EN OSAKA (I)

Hoy voy a esforzarme y empezar una serie de entradas de las que le gustan a mi madre. Ingredientes hay, así que espero no defraudar... ¡vamos con ello!

Resulta que mi mujer estudia ikebana, el arte del arreglo floral japonés, como ya he comentado en alguna ocasión. Resulta que ha alcanzado un grado que se llama "okuden" que, aunque quiere decir conocimiento "profundo" (oku) no quiere decir que no le queden cantidad de cosas por aprender y cantidad de niveles por encima de ese. De hecho, es el nivel más bajo para exponer en su asociación/escuela, y eso es lo que ha hecho el pasado fin de semana.


El tema de la exposición era la isla de Yakushima (aquí para ver fotos), de la que una gran parte es Patrimonio de la Humanidad. La imagen superior es la invitación a la exposición, y la foto es de un cedro japonés muy famoso (y antiguo) que hay en dicha isla. Que Yakushima sea el motivo de la exposición quiere decir que algunas de las flores eran de allí, que las composiciones usaban ese tema como fuente de inspiración, etc. La exposición era en Osaka, en el edificio que posee la asociación de ikebana a la que pertenece mi mujer, Kado Misho Ryu (華道実生流).


Nada más llegar había que escribir en el libro de visitas, a pincel y en vertical. Yo me conformé con escribir mi apellido (van que se matan con eso), pero también es común escribir de dónde vienes. Estas dos señoras controlaban el tema de los libros de visita.


Nada más entrar en el edificio había que descalzarse, y te daban unas pantuflas que nos iríamos cambiando durante toda la visita (ya que se dejaban a la entrada de las salas y se retomaban a la salida, que era por diferente puerta que la entrada). Como ya estoy acostumbrado a prestar atención extra a los calcetines (más de la que prestaba en España), sin problemas. Otra cosa es la talla de las pantuflas, que es única y pequeña para mi. Que una pantufla se te quede a medio talón es una cabronada, porque se hace muy incómodo. Eso si, el diseño era, como poco, pintoresco.


Una vez equipados subimos en ascensor hasta la quinta planta, ya que la visita se realizaba por este orden: quinta planta, cuarta planta y tercera planta (donde estaba la composición de mi mujer). En la segunda planta no había visita (está destinada a clases, despachos, etc) y la primera planta ya es lo que en España llamamos planta baja. La quinta planta era impresionante, con parte del suelo de tatami vigas de madera y parte imitando un jardín japonés, con grava y piedras, a pesar de ser una planta completamente cubierta.


En esta planta había composiciones muy interesantes, como esta imitación de la isla de Yakushima...



...y esta otra formada por una bandeja con musgo flotando en el aire debido a que estaba colgada con una especie de hilo de pescar.


En la cuarta planta (de arquitectura más "normal") había otras composiciones muy interesantes, especialemte ésta que también imitaba la isla de Yakushima, esta vez con mar y todo...


... o ésta con las ramas curvadas. No se si parece sencillo curvar las ramas de esa forma, pero creo que no lo es en absoluto. Mi mujer todavía no ha empezado siquiera a aprender esas cosas.


Pero yo tenía ganas ya de bajar a la tercera planta, donde nos esperaba la composición de mi mujer (entre otras). Así que nos fuimos a por las pantuflas y bajamos por la escalera otro piso más, para verla. Pero mejor lo sigo contando en la siguiente entrada, que esto está quedando muy largo.

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