No puedo pensar en nada que hubiese hecho nuestra boda más perfecta. Todo fué genial. La novia estuvo guapísima, y nos conmovió a todos (me incluyo) tanto como con su radiante apariencia como con sus palabras, con lo que suponía el hándicap del idioma.
Comienza así (o continúa) una aventura incomparable. Soy muy feliz.
lunes, 2 de marzo de 2009
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