jueves, 31 de marzo de 2011

Y VAN... (V) - ¡¡DOS AÑOS!!

Hago un paréntesis en el relato de nuestras andanzas por Okinawa para comentar (una vez más) una efeméride.

La foto está tomada de aquí.

Chino chano, chino chano, han pasado dos años desde que me vine a vivir a Japón. Oye, si se me están pasando tan rápido no lo puedo estar pasando tan mal, ¿no? La verdad es que sigo echando de menos un montón de cosas:
  • La familia y los amigos, aunque el internet ayuda.
  • La comida española, aunque la japonesa tampoco está nada mal.
  • La radiación que hay en Madrid, que es el doble de la de Tokio con Fukushima y todo.
  • El aspecto social del trabajo (solo el social ¿eh?). Bueno, el sueldo también.
Poco a poco (muy poco a poco) la adaptación va haciendo su efecto. Pero también es verdad que no había estado nunca tanto tiempo sin ver a familia y amigos, y los echo de menos un montón. Hasta Navidad, parece, no podremos reunirnos, y entonces se cumplirán dos años sin verlos el pelo. A ver qué tal se nos dan estos meses hasta entonces.

En "eventos" nos encontraremos por el camino con:
  1. La floración de los cerezos; ya está empezando a aparecer alguno, en los sitios más resguardados o donde les pega más rato el Lorenzo, cuando quiere salir.
  2. La estación de lluvias; allá por junio o así tendremos que sacar la piragua.
  3. El verano pegajoso de Kansai; lo peor de lo peor, oiga, ríase de Sevilla.
  4. La época de tifones; desde que llevo aquí solo nos han tocado un par de ellos, y siempre de noche. A fuerza de comprar boletos acabará tocando un premio gordo, ya lo verás.
  5. Las hojas rojas del otoño; una de mis épocas favoritas.
  6. Llegada de los fríos, viaje a España.
Mientras tanto, espero íroslo contando...

martes, 29 de marzo de 2011

OKINAWA (I) - VIAJE

El mes pasado estuvimos en lo que yo llamo las "Canarias Japonesas": Okinawa. Por Okinawa se entiende el archipiélago que está al suroeste del Japón (igual que las islas Canarias están al suroeste de la península ibérica), trazando una curva hacia Taiwán, y que podéis ver en la imagen de Google Maps siguiente:



También es el nombre de la mayor isla de dicho archipiélago, que es la única que visitamos en esta ocasión, y la que alberga la capital de la prefectura (provincia) de Okinawa, Naha.

Como hemos visitado Naha durante el invierno, hemos disfrutado de ciertas ventajas y sufrido ciertos inconvenientes. Entre las primeras, el precio. Por poco dinero se consiguen paquetes de tres noches con vuelo y hotel incluídos, y se puede añadir el alquiler del coche, con lo que también éste baja de precio. Además, la autopista que cruza la isla es gratuita durante la temporada baja. Otra ventaja es que no se satura tanto de gente como durante el verano. Inconvenientes, principalmente la climatología. Esperábamos que nos hiciese algún día despejado, pero al final estuvo o nublado o lloviendo casi todo el tiempo. Eso si, la temperatura es agradable, con lo que pasamos de la bufanda y el gorro de Kobe a la chancla y las bermudas.

Otra de las ventajas a priori era que en invierno las aguas son más claras, lo que interesa a la hora de hacer submarinismo. Íbamos a probar, pero tal y como estaba el tiempo las autoridades desaconsejaban salir, porque el mar estaba un poco picado.

Nosotros salimos desde el aeropuerto de Kobe, el que está más cerca de casa. Es un aeropuerto pequeñito, en una de las islas artificiales que hay en la bahía de Kobe, sobre las que he escrito en alguna ocasión. Esta es una imagen de la pantalla del navegador del coche cuando estábamos llegando.


El coche va teniendo sus añitos, y la cartografía no está actualizada. Por eso no se ve carretera en esta zona, aunque es distinguible cómo cruzamos a la isla artificial, ¿no?

En el aeropuerto se puede dejar el coche (por poco dinerito) durante los cuatro días de nuestro viaje.


La isla artificial donde está el aeropuerto está a continuación que la isla (también artificial) donde está el puerto de Kobe. Como el puerto de Kobe es uno de los más importantes de Japón, no fue difícil obtener esta imagen, con el avión que iba a llevarnos a Naha en primer plano y un barco al fondo, de camino al (o de regreso del) puerto.


¡Ya solo nos faltaba subirnos al avión y ponernos en camino!

lunes, 28 de marzo de 2011

GRULLAS SOLIDARIAS

"Una antigua leyenda japonesa promete que cualquiera que haga mil grullas de papel recibirá un deseo de parte de una grulla, tal como una vida larga o la recuperación de una enfermedad.
Las mil grullas de origami se han vuelto un símbolo de paz, debido a la historia de Sadako Sasaki (1943-1955), una pequeña niña japonesa que deseó curarse de su enfermedad producida por la radiación de una bomba atómica (leucemia)." (Wikipedia)



Foto tomada de aquí. Seguid el enlace, que hay un relato que merece la pena.

La cosa tiene una utilidad relativa. Cuando un japonés se mete a hacer mil grullas de papel (es un trabajo de la leche) es porque la cosa tiene poco arreglo. Así que no es que esto sea efectivo 100%, pero casi siempre se llega a detalles muy emotivos. Por ejemplo, la niña de Hiroshima que intentó hacer las mil grullas murió antes de terminarlas todas, pero gente de todas partes del país mandaron grullas de papel, en una de esas acciones que levantan los pelos de la nuca y te ponen los ojicos tiernos. Cualquier japonés sabe hacer una grulla de estas, incluso hay manitas que, ayudándose con un alfiler, te hacen una versión mini con el papel celofán de un caramelo.

Ya antes del terremoto de Tohoku-Kanto, Oskar (un compañero que bloguea desde Tokio al que una vez os presenté) que vende camisetas a través de su web, tenía diseñada una camiseta con una mamá grulla protegiendo a sus dos grullitas. A partir del terremoto, dona a la Cruz Roja en Japón cinco euros por cada camiseta vendida (lo que es la totalidad del beneficio, que las camisetas, la impresión y todo el rollo no lo regalan). Hay confianza ¿eh?


Vamos, que si leyendo su entrada no os mola la idea, pues que sin acritud, ¿eh? pero que vamos, que yo creo que es una forma de colaborar además de incrementar el fondo de armario camisetil, que llega la primavera y las del año pasado pues como que no son lo mismo. Las camisetas están hechas y se envían desde España, así que ni un problema con los pagos o los envíos. Ya digo que hay confianza.

Así que hasta nueva orden, el banner de las ikugrullas aparecerá por este blog, ahí, sujeto entre la cabecera del blog y mis andanzas twiteras, no vaya a ser que se nos caiga.

¿He dicho ya que hay confianza?

domingo, 27 de marzo de 2011

LOS CEREZOS, A PUNTITO

Estoy liao con el japonés, siguiendo la cantidad de noticias que hay acerca de la situación en Japón y las normales de España. Apenas escribo en el blog, y eso está muy mal. Siempre que tengo entradas grandes que escribir (como nuestro viaje a Okinawa hace unas semanas) me voy retrasando, porque me da pereza ponerme al lío. Prometo una vez más enmendarme.

Para desoxidarme un poco os enseño los brotes de uno de los cerezos que hay en las zonas comunes de el edificio donde vivo.


Todavía no ha florecido, pero se nota que está esperando a que haga un poco de calorcito para despegar: está a punto de caramelo.

Por lo demás, seguimos las noticias de la central de Fukushima y (sobre todo, y lo más importante) de los afectados por el terremoto y el tsunami de Tohoku-Kanto. Vuelvo a recordar que nosotros estamos bastante lejos de ambos puntos, y que nos preocupa la cantidad de gente afectada y su situación, pero aún no la nuestra, que ha sido siempre la misma.

jueves, 17 de marzo de 2011

ECHANDO UNA MANO

Permitidme que me alargue un poco contando lo que hemos estado haciendo hoy. Si contándolo me siento la mitad de bien que haciéndolo lo más probable es que me de un infarto (y no, no es lo que estáis pensando, que ya no tengo 20 años).

Os pongo en antecedentes. Hace unas semanas nuestra amiga Bochan nos informó de que venía con su hija Yuna a pasar unos días a Japón. Bochan es una amiga de mi mujer, ex-compañera del instituto (amiga de toda la vida, vaya) que vive en Tailandia por motivos de trabajo de su marido (Hiroki). Ya en otras ocasiones os he contado cuando nos mandan unos mangos riquísimos, cuando estuvimos en Universal Studios o cuando fuimos a las Maldivas. Y más cosas que no he contado... en fin, buenos amigos, a los que vemos menos de lo que nos gustaría.

Esta foto nos la hicimos en nuestra visita a Universal Studios

Bueno, pues eso, que como era una ocasión especial, y aunque Hiroki no podía venir, íbamos a hacernos una excursión a Awajishima, una isla relativamente cercana a Kobe a la que se llega cruzando el puente colgante de Akashi Kaikyo, ese al que llevé a los de Madrileños por el Mundo. La idea era visitar esa isla, quedarnos por allí en un hotel con un buen onsen y hacer noche.

Con el tema del terremoto lo cancelamos. En primer lugar porque Bochan venía vía Tokio (sus suegros viven allí), y no tenía claro en un primer momento si podría llegar. En segundo lugar, por falta de ganas. Tanto a ella como a mi mujer les parecía mal irse a pasarlo bien cuando hay tanta gente afectada por el terremoto y el tsunami.

Ayer nos enteramos de que había una gente en Kobe recogiendo todo tipo de ayuda para llevar a la zona afectada. Hasta ahora era imposible, debido al estado de las carreteras hasta allí, la imposibilidad de repostar o vete tu a saber que razón. Incluso ahora no puede ir cualquiera, pero la empresa de transporte que va a enviar esta ayuda tiene permiso. En Kobe ocurrió el último gran terremoto en japón, en 1995, con 6500 víctimas, y hemos sentido este en el alma y en el recuerdo. Así que hoy mi mujer y yo hemos ido de compras, nos hemos gastado lo destinado a nuestra escapada a Awajishima y lo hemos llevado al punto de recogida, que era... ¡un club de golf!.

Club de Golf Port Island

El club de golf en cuestión se llama como la isla donde está situado, Port Island. Es una isla artificial, ganada al mar, en la que está el puerto de Kobe, uno de los mayores de Japón. En esta entrada os hablaba un poco del terreno ganado al mar, y hay una imagen de Google Maps en la que se ve esta isla.

¿Qué hemos llevado? Pues lo que se nos ha ocurrido. Ahí van algunas fotos. Perdonad la calidad y el poco detalle, porque íbamos con prisas (como siempre). Lo que no se ve os lo cuento y en paz, ¿vale?

Lo primero, pañales. Los padres son unos irresponsables. Se procupan por salvar a sus criaturas y no se les ocurre echar mano a un paquete de pañales para después. Y eso que la situación es complicada que te rilas, compañero. Ahí van los pañales de Anpanman para solucionarlo en lo que podamos.

Pañales en el asiento de atrás del coche. En el maletero ya no cabía nada

Después, compresas para las señoras. Otras irresponsables. No se acuerdan de que con el disgusto les va a bajar el periodo a todas a la vez, y que eso sin ropa, agua ni por supuesto compresas es una situación complicada. Bueno, a mi tampoco se me habría ocurrido, pero gracias a las noticias y a que mi mujer se pone en su lugar mucho antes que yo (claro), intentamos mitigarlo un poco. La foto está tomada en marcha, perdón por la falta de nitidez (¡qué torpe soy!).

Compresas, en los asientos de atrás del coche. Mejor que te atice una compresa en un frenazo que una lata de conserva.

A continuación una foto de como iba el maletero del coche, que ahora os cuento:

El maletero del coche

Leche infantil en polvo. Los bebes de menos de dos años son otros irresponsables. No os lo cuento porque os lo imaginaréis, pero vaya, ahí iba la leche, que no se ve porque está a la izquierda de las cajas marrones y debajo de las bolsas blancas.

Ropa infantil en esas bolsas blancas. En la tienda donde hemos ido a comprar los pañales y la leche en polvo tenían unos descuentos impresionantes en ropa infantil (de 1000 a 300 yenes, cosas así). Como está acabando el invierno hay rebaja, pero precisamente esta ropa de invierno es la que viene bien en el norte de Honshu, donde los afectados no tienen calefacción, electricidad ni mantas o ropa suficiente. Es poca ropa la que enviamos, y solo para los más peques. Sentimos no haber echado más. Aunque estemos en Marzo hoy nos ha vuelto a nevar en Kobe (¡y estamos al lado del mar!) A 1000 Km al norte debe estar haciendo un frío que duele solo pensarlo.

Pitanzas varias en esas cajas de cartón. Hemos ido a una tienda que conocemos en la que comprar los dueños de los restaurantes. Normalmente en los supermercados a los que vamos no hay paquetes muy grandes de nada, con lo que les generaríamos un montón de basura y la obligación de abrir mucho paquete para preparar poca comida. Comprando en esa tienda, además de aprovechar mejor el dinero conseguimos minimizar eso.

Hemos comprado un par paquetes de espaguetis de varios kilos cada uno (¡sin exagerar, eran enormes!). También leche en polvo, varios botes de miel de a kilo, preparados de curry de a kilo, una caja de preparado para hacer sopa de miso (con el arroz, lo que nunca falta en una comida japonesa tradicional), botes de salsa para pasta... no sé, lo que se nos ha ocurrido y hasta llenar el maletero del coche.

Todo esto que hemos comprado, sin embargo, no es más que UNA PUÑETERA MIERDA, comparado con lo que hace falta, con la de gente que hay allí sufriendo, con el frío que hace en ese sitio en esta época y el que seguirá haciendo hasta dentro de un par de meses (allí la primavera llega bien tarde).

Si estás leyendo esto desde cerca de Kobe, el punto de recogida es en: ポ-トアイランドゴルフ倶楽部(神戸市中央区港島9―2―5), se puede entregar de 9am a 10pm, y el límite para el envío del día 19 (pasado mañana) es mañana a las 6pm.

martes, 15 de marzo de 2011

Y, SIN EMBARGO, SE MUEVE

Que la tierra se mueve ya lo decía Galileo, aunque no creo que se refiriera a lo sucedido en Japón durante los últimos días. Justo un mes después de mi última entrada uno de los terremotos más fuertes de la historia, y el tsunami posterior, han puesto a Japón ante la tesitura de seguir hundiéndose económica y anímicamente o darnos al resto del planeta una de esas lecciones a las que nos acostumbró en el pasado.


La imagen está tomada en la isla de Odaiba (Tokio), y con el trajín no he conservado el nombre del autor o de dónde la saqué. Si algún lector me informa, daré fé.

Me niego a dar cifras de fallecidos, desaparecidos, desplazados, o afectados. Cambian a cada rato y tardarán en estabilizar. Hay otros sitios donde ver esas cosas. Yo contaré como lo viví y lo estoy viviendo. Y baste con eso. Empecemos con la secuencia de los hechos:

  • El terremoto fue en el mar, unos 400 Km al noreste de Tokio, y fue de los gordos de verdad. Se sintió muy fuerte en el Norte de Japón. En Tokio algo menos; aunque hubo escenas de pánico, y algunos fallecidos, no fue excesivamente grave (para lo que podría haber sido de haber pasado en otra parte), ya que parece que Tokio es antisísmico. Al menos hasta esos niveles.
  • El problema es que después vino un tsunami, esto es, una ola muy gorda, con mucha fuerza, que se ha llevado por delante casas, coches, aeropuertos, barcos, trenes, contenedores, y sobre todo gente, mucha gente. Eso ha sido también en el Norte, por encima de Tokio, y está siendo espeluznante.
  • Además, ese tsunami afectó (está afectando) a dos centrales nucleres, cada una con varios reactores, poniendo a la zona en alerta.
La cosa es que todo esto sucedió muy (pero que muy) lejos de donde yo vivo. Solamente hasta Tokio tenemos más de 500 Km de distancia, y las zonas afectadas, las centrales nucleares y todo eso están aún bastante trecho más allá, hacia el otro lado. Japón no es un país muy ancho, pero si bastante alargado. Hubo gente en nuestra zona que lo sintió (mis suegros, para empezar). Nosotros estábamos en el coche, volviendo de hacer nuestras compra semanal, y seguramente por eso no lo notamos. Los temblores se notan más en alto que a nivel de suelo, y en Kansai llegó muy amortiguadito. Cuando llegamos a casa y mi mujer encendió la tele nos encontramos con el pastel. Y desde entonces así estamos, pegados al televisor y a internet.

¿Y cómo estamos?-Pues sobrecogidos por las imágenes de la televisión y (por lo menos yo) un poco indignado con el trato que le está siendo dando a esto por parte de los medios españoles: he leido que los trenes de todo el país estaban parados, que en Tokio no había comida, que había habido explosiones nucleares, toda una suerte de barbaridades que sirven para intranquilizar a la gente en España sobre nuestra suerte.
Siguiendo a españoles en Tokio (donde hay unos cuantos) vía twitter y blogs, descubro que los japoneses tienen rasgos en común con los chilenos, y me recuerda cuando viví allí y soporte algún que otro temblor (ellos solo le llaman terremoto cuando es muy fuerte) . Mientras a mi se me ponían los pelos de punta (al principio) y miraba de un lado a otro buscando alguna clase de empatía en la gente, ellos estaban tan panchos. El más fuerte lo pasé en casa y no pude ver la cara a nadie, pero vaya, mi apartamente estaba en una planta 15, y se movió de verdad durante un buen rato. Se ve que la indiferencia a ciertos temblores de poca entidad la da la experiencia.

En Kobe, sabiendo que hubo uno gordo hace 16 años (con miles de fallecidos), no hay apenas actividad sísmica. En dos años viviendo aquí solo hemos tenido un temblor, un poco brusco pero muy, muy cortito, de un segundo. La cosa es que enfrente de Kobe, en el mar, se nos juntan dos placas tectónicas. Al norte de Tokio, donde ha habido el problema esta vez, se les juntan cuatro. La zona es de una actividad muy, muy alta, y por eso (y porque hay dinero) los edificios son antisísmicos y funcionan muy, muy bien.

Los tsunamis son otra cosa. Lo primero, porque tenemos la ridícula idea de que el agua es menos peligrosa que un terremoto, cuando realmente es al contrario. Cuando llega un tsunami se peca de exceso de vista (bah, no creo que llegue hasta aquí) e incluso de irresponsabilidad (¡vamos a verlo!). De los que corrieron mucho y bien, están muchos a salvo. De los que se quedaron, apenas unos pocos. Si estabas fuera de casa (por ejemplo en un barco, o en un tren), estabas bien pero que bien jodido. El agua entró varios kilómetros costa adentro y ha arrasado pueblos enteros.

Lo de las nucleares tembién es preocupante. Ojo, que la palabra es preocupante, pero no más, o al menos para mi, que vivo a una distancia prudente. En mi opinión, se han comportado mejor de lo esperado, ya que no se diseñaron para resistir estos inconvenientes. Cuando se habla de explosiones nucleares se comete un error. Aunque sean en una central nuclear, lo que explota no es material radiactivo, aunque existe un riesgo de que se esparza la porquería si los contenedores, que están diseñados para aguantarlo, se rompen. Para llegar a tener un Chernobyl en Fukushima habría que tener una central diferente (allí no había contenedor de seguridad) y un mal procedimiento de operación (que aquí parece que no se está dando). A pesar de todo, la situación es preocupante, y alarmante para los que viven cerca.

Así que nada, aquí paso los días, procurando mantenerme informado, tranquilizando a familiares y amigos por facebook, aumentando el número de seguidores en twitter (creo que se han triplicado en cuatro días, lo que no era difícil porque a mi no me seguía ni mi sombra) . Por otro lado, dada mi situación de desempleo, me planteo ir a echar una mano cuando empiecen a aceptar voluntarios. Algo habrá que hacer por esa gente, ¿no?